martes, 29 de julio de 2014

Podcast #2

Don't worry baby. Blanco bros. are back!

El sopor estival y las altas temperaturas no son obstáculo frente al afán de entreteneros de estos dos elementos, que acuden fieles a su cita mensual conforme al compromiso adquirido.
En este segundo Podcast, invierten sus energías en confrontar los clásicos efectos especiales por animatronics a los más novedosos CGI. Pasado, presente y futuro de ambas técnicas son analizadas en profundidad, sin ningún tipo de objetividad ni exactitud, como sientan los cánones, para el deleite de los Glutenmaníacos.


Jordi Pujol, antes y después de la baba de caracol.

La sección de Omar, gira en torno a la figura de... bueno, lo cierto es que prefiere mantener en secreto la identidad de su protagonista hasta el final.  Artista excéntrico, referente de un movimiento y una época. Todo muy vintage y muy Glutenpollo. Surprise, surprise!


Una pista para iniciados.

Héctor, por su parte, nos cuenta qué tal tras su paso por la Gamergy, evento gamer llamado a ser el referente de los eSports en nuestra piel de toro. Youtubers afamados, viejas glorias del videojuego patrio, colas interminables y Minecraft, mucho Minecraft, se cruzan en su camino para salpicar de emociones la aventura.
Además, un extra: HachedeHache, el canal de Youtube llamado a destronar el reinado de El Rubius.


No, no están animando a La Roja.

Todo esto y mucho más en este Podcast #2.
Escucha, disfruta y, no lo dudes, ¡¡suscríbete!!

(Ya sabéis, muy muy pronto también en iTunes)




martes, 15 de julio de 2014

Highly Recommended

Ya se sabe, no hay dos sin tres. En Glutenpollo somos solo dos y, salvo apariciones estelares e invitados de excepción, que los habrá,  este número permanecerá invariable hasta el fin de los tiempos.
Somos dos, en un reloj.

Sin embargo, un 50% de Glutenpollo emprende un nuevo proyecto del que significará el 33.33% (periódico puro) del montante total. Pues esto es que Hefestofiregod, alter ego cibernético de Héctor, se ha arrejuntado con Helanya y Omycrom, compañeros de piso y batallas, para repartir estopa en HachedeHache, un recién nacido canal de Youtube dedicado al gameplay.
Un nuevo canal de Youtube dedicado al mundillo de los videojuegos... Qué original, ¿verdad? ¡Pues sí listillos!, porque esta Triple Amenaza se compromete a saturar la red con tres Let's Play diarios, ¡tres!, eso además de alguna que otra sorpresa...

Directamente a tu face, ¡nigga!

Tanto Hefesto (quien regentaba el desaparecido ElcanaldeHijos), como Helanyah (twitchtera con casi un millar de seguidores on-line) y Omycrom son habituales de los pads y las redes, y no piensan parar hasta someternos a todos.

Por lo pronto, a mí (Omar), el otro 50% de Glutenpollo, ya me tienen ganado. Es por eso que le ponemos el sello de Highly Recommended by Glutenpollo.

¡¡Mucha suerte compagneros!!

lunes, 7 de julio de 2014

Collejas a gogó

No es ningún secreto. Ya lo avisamos en nuestro primer podcast. No nos gusta la forma en la que estamos empezando a consumir cine.
Quizás no haya quedado meridianamente claro pero no somos un podcast/blog de nostalgia. Es decir, por supuesto que echamos de menos muchas de las producciones que se llevaban a cabo antaño, así como costumbres y tradiciones que, en unos u otros ámbitos del entretenimiento, han ido desvaneciéndose con el devenir de los años.  Sin embargo, vivimos con intensidad el presente y miramos con mucho optimismo al futuro.
 Es cierto que recurrimos constantemente al pasado para valorar o contextualizarlo todo, pero eso es únicamente fruto de nuestro poso, de nuestro background. Todo ello aporta una seña de identidad a este proyecto pero, a lo que vamos, no estamos en la línea de “cualquier época pasada fue mejor” o pensamos nutrirnos exclusivamente de material perteneciente a nuestra tierna (y cada vez más lejana infancia). 

Dicho esto, nos inquieta muy mucho lo que está comenzando a ser norma en nuestra manera de afrontar el dar buena cuenta de una película. Si existen rasgos característicos a la hora de ver una película en el cine estos son sobre todo:

  •        Disfrutar de una pantalla gigante.
  •        Ver la película acompañados.
  •        Ver la película a oscuras.
  •            Ver la película en silencio.
Si bien es cierto que los dos primeros puntos son, en muchas ocasiones, prescindibles, no podemos decir lo mismo de los subsiguientes. Y esto es porque el cine no deja de ser otra cosa que una máquina de sueños y, para soñar, hay que estar dormidos; a oscuras y en silencio, como dictan los cánones. Es vital cumplir estos dos preceptos para evadirse completamente de los problemas cotidianos (el informe urgente que hemos de presentarle al jefe el lunes a primera hora, los cuatro kilos que nos hemos cogido comiendo burritos en las últimas vacaciones, o los 200 leuros del ala que nos va a ventilar el hombrecillo del taller por cambiarle cuatro tuercas al coche), e introducirse de lleno en otro mundo, otra vida, diferentes a los que nos hemos de enfrentar a diario.

You know what I mean?

No entendemos, entonces, que haya quien se disponga a aposentar su trasero en una butaca al tiempo que mantiene una agitada conversación de whatsapp, que consulte repetidamente el teléfono en medio de la proyección, o que deje de lado la película en cuestión para abandonarse a una insulsa partida de Candy Crush (esto lo hemos visto con nuestros propios ojos, palabra). ¡Por favor! Un respeto para quienes tienes al lado y a los que sacas inmisericordemente de su disfrute rompiendo vilmente la oscuridad con el artilugio del diablo.


¿Por qué? ¿Por qué?

Personalmente, somos de los que tiramos de toque de atención a la mínima que la ocasión lo requiere pero a menudo esto se vuelve insuficiente contra lo incívico de ciertos elementos. No sabemos por qué motivo, entonces, tan generosamente han pagado los 6 o 7 euros que buenamente cuesta una entrada de cine. Ciertamente, han de nadar en la abundancia, pues no existe ninguna otra explicación racional a tal comportamiento.
Desde aquí promovemos lo siguiente; si eres de los nuestros, collejea a todo el que te impida ver una película en condiciones. No has de reparar en cuestiones de edad, género, raza o credo. Lo mismo si es una ancianita que un chiquillo, dale duro entre oreja y oreja a ver si de una vez por todas captan aquello tan manido de que “tu libertad termina donde empieza la de los demás”.


Calla y atiende a la película, ¡cojones ya!