El año es 1989. Dos hermanos juegan despreocupadamente con
su computadora Amstrad CPC, tendidos en el suelo enmoquetado de su habitación.
Sus caras, iluminadas por el verde fósforo de la pantalla, asisten al desfile
de píxeles y sonidos sintéticos que manan de la pletina del teclado. Sus dedos,
ágiles, teclean el password requerido. Sin embargo esta vez, a diferencia de
las mil anteriores, algo va mal. La sala explota súbitamente en un millón de
chispas y fuegos de artificio. Los hermanos acaban devorados por el juego. Atrapados
entre bits y circuitería… para siempre.
El password: #Glutenpollo
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